sábado, 6 de julio de 2013

aMarteenruinas.


Has llegado...

Aún no habría encendido la luz, pero tú ya sabías que yo ahí estaba, algo callada, esperando, temerosa...

Ahora abro los ojos, grandes, para verte bien, para tatuarte en mi mente por si me ciega Saramago, o el camión, o la neblina. Da igual, tu imagen se esfuma poco a poco, la evaporan tus labios, tibios, suaves, inmaculados.

Me habré distraído un par de veces, antes de percatarme de lo mucho que te quiero. Y tú sabrás lo que siento, y sabrás también que no me he dado cuenta, pero ahora que lo siento aquí, en mi pecho, toda yo sé que has llegado.

Estás a mi lado, llegaste a mi hoy, a mi ahora. Bienvenido seas. Estaba pensando en partir, aMarteenruinas, pero te veo, veo tu lunar en el pómulo derecho, y sé que quiero darte mis estrellas. Pienso que pudieran posarse sobre tu noche. Entonces toco tu pecho, tibio, suave, vivo, descubrí de pronto que es cierto: estás, y casi como imán será atraída mi naríz hacia tu aroma. Y pienso entonces que me gusta desearte porque sé que estoy, imagino de repente tus labios en busca de los míos, disfrazados de tierna sonrisa y mi mente libera grillos y mariposas.

Me lanzarás una pregunta en el gesto tuyo de buscarme, diremos "agua" y todo cuanto ha pasado por mi mente habré llegado a ti como en un suspiro, un roce de miradas cómplices... y habrá quien necesite salir a fumar y yo te seguiré queriendo, en callado, en mi lenguaje ese de las nopalabras, porque me gusta quererte.

Pasarán los minutos entre charlas de otra boca, cómo quisiera yo que fueras tú mi invierno, mi 10° en la piel, y yo para ti algo más que la comida quemada.

Te he sonreído como diciendo las dos líneas anteriores, y si acaso habrás notado la ilusión en mi mirada, pensarás que ha sido quizá el buen sazón de las anécdotas que escuchaba...


Mas no, al tomar tu mano sabrás que he cambiado mi vuelo, he tomado la inspirada decisión de no más aMarteenruinas, quiero seguirte en un viaje intrépido por tierra, tú podrás usar tus alas, y no sé hacia dónde vayas, pero es posible que mañana, al despertar sobre tu pecho, bajo tu abrazo, esta felicidad de peces por mi piel te diga con una sonrisa: "Voyamarte".

 A veces mi casa parece una sombra, un hueco, hay espacios que se van sintiendo fríos, marchitos. Hay veces que no quiero volver. Que siento...