lunes, 22 de abril de 2024

Moneda de cambio

 De cuántos sueños me habita este silencio?

Todos han salido a merodear por mis maleolos, agarrados, se arrastran cuando paso.

Engreídos.

No todos los sueños alcanzan el apagador de la realidad.

"Yo soñaba", "hubiera", "yo quería"...

Si pongo en el cuentagotas todas las promesas al aire que escuché de su boca...

Desmenuzar cada mentira que fingí creer, para no estallar, para no perder, y aún así perdí.

Todo lo que salía de su boca eran castillos en el aire que mis mariposas habitaban y los sueños corrían a tocar puertas que nunca se abrían.

Era un midas que en vez de oro, todo en veneno volvía. Deslumbrante, llamativo, la naturaleza y su afán de poner lo letal en envases a los que uno no se puede resistir, "te lo juro", decía.

Pedro reía tantas veces cuando alarmaba al pueblo en vano, pero cuando el lobo lo tuvo entre sus fauces, nadie reía. Pobre pedro, la verdad más fiel en boca del mentiroso, es mentira. 

"Te lo juro por lo que más quiero", decía.

Un corazón abierto, latiendo puro en bandeja de plata, a cambio de un beso sin sabor, miedo y tanto engaño. 

Hay cuentas que solo avanzan a un sentido, restas, restan, restan.

La confianza tiende a la baja cuando las promesas son la moneda de cambio y nadie invierte en fondos que sabe que lo harán perder el tiempo, la energía, la cordura.

"Yo sabía que esto pasaría", decía. Porque sabía que estaba rompiéndome, mintiendo, fallando. Si sigues el mismo proceso, tendrás el mismo resultado. Profecía autocumplida, Pedro siempre quizo que el lobo le arrancara las entrañas.

"No sé por qué sigo vivo", decía.

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