sábado, 13 de agosto de 2022

invisible

Hay gritos que son hacia adentro,
Que dejan su silencio amargo haciendo eco en cada uno de los huesos.
Yo ya estoy cansada de gritar contra el cristal, desesperadamente pidiendo ser vista, tocada, escuchada.
He gritado tanto y no se escucha y ya no tengo voz, ni fuerzas. Pero el silencio también duele. Porque qué tal que si grito una vez más, ahora sí me oyes. Pero la voz no me da, y susurro, murmullo y gritan mis ojos.
Grita cada parte de mi cuerpo y me llena de miedo, haberme vuelto invisible, transparente y rota. De modo que no ves mis pedazos que sangran, porque de otro modo no puedo comprender porqué me ves y me escuchas y nada importa.
Así, nada de lo que hago basta y miro al mar y quiero hundirme solo para ver si me buscas.

 A veces mi casa parece una sombra, un hueco, hay espacios que se van sintiendo fríos, marchitos. Hay veces que no quiero volver. Que siento...