Encontré la Atlántida en tu pupila izquierda, navegué en tu perfil de fuego y sol,
quise volver a tus sagradas tierras
Pero vino el viento y me perdí en tu voz.
Detuve las horas, contra lo imposible
Las noches de pronto brillaron de sol
Luego anduvo el tiempo ufano y temible
Golpeando con fuerza cualquier ilusión
Ni noches brillantes, ni Atlantis, ni tiempo
Nada se ha alterado, habitan lo imposible
Tus ojos, mi fuego, mi piel y tu voz.
Todo sigue intacto, nunca fuimos libres,
El misterio es nulo: nunca fuimos dos.
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