sábado, 26 de enero de 2019

Sobre la muerte. El ciclo de lo no eterno.

Hacia tiempo que sabía con toda seguridad que vendría a llevarse a mi madre para siempre, la simple idea me partía y aún no entendía bien lo que sería.

"Ustedes son fuertes y lo bueno es que ya se veía venir, seguro que ya estaban preparadas..."

A veces yo pensaba estar lista, continuaba diciéndome que estaría bien, porque tendría la certeza de que era la última opción por todo lo que pesaban tantos años de enfermedad. Otras, decía "ya hemos salido de peores escenarios y ella sigue aquí, luchando...", todo estará bien.

No me doy cuenta hasta este momento de que vivimos no se cuantos años en la primer etapa del duelo: la negación.

Jamas fue ajena la idea de morir, todos lo hacemos un poco más cada día. Pero nunca viví la muerte tan de cerca hasta que estuvo encima de mí, casi estoy segura que pasó a mí lado, me  habrá rosado el hombro y se quedó bien cerca desde entonces.
Un día antes de -eso- supe lo que realmente me importaba en la vida, supe lo frágil que son la mente, el cuerpo y lo fuerte que son la fe y el amor. Supe que pedir perdón una vez no es suficiente, pero cómo de suficiente es un "te amo" y supe, porque Ella me lo dijo, que soy una chingona.

De pronto hay un zumbido fuerte en mi cabeza, muchas escenas en Mutis, que ahora veo que fueron años y una presión grande en el pecho.

¿Cómo es la muerte? Puedo decir que es una exhalación profunda, eterna... hasta que se apaga la luz.
Como sumergirse en el mar hasta la penumbra y -espero- que los peces la hayan tomado de la mano y guiado hasta el otro lado, a donde brillará para siempre.

A veces creo que por sostener su mano, se llevo un pedazo de mi alma; pude sentir también que me asfixiaba los días siguientes, puedo asegurar la existencia del modo automático de mi sistema. El dolor estaba sobre, dentro, bajo, junto, ante, en mi piel; ya no sabía cuando estaba llorando, ¿La sonrisa por compromiso? Siempre. Los ojos vacíos... Zombie total.

Fase dos: la ira.
Para cuando me di cuenta de que estaba llena de enojo ya era algo tarde, había devorado todo a mi paso; ¡me odie tanto y a Ella y a la vida..! Que cuando vi el espejo, ya no estaba. Vi a alguien que no conocía, veinte kilos de odio en mi sistema, ideas nocivas, desden total por todo lo que amaba.
La culpa me consumió, no hubo necesidad de llegar a negociar, solo un ir y venir de "por qués" y de "hubieras".
Nunca supe qué tan oscuro se puede tornar un lugar hasta que me encontré ahí, luego no tuve ideade cómo volver.
El lugar donde habité de repente era un laberinto del que no podía huir y a la vez era mi único refugio. Me pesó la soledad aunque estuviera acompañada, luego de 20 años con ella, la soledad era su ausencia, su ausencia era la soledad.
Sí, quise morir muchas veces, quise cambiar de lugar y por eso dejé morir muchas cosas, muchos momentos, mucho tiempo. Les dije: la muerte se quedo cerca.

Podía sentir su respiración sobre mi hombro, podía sentir como de a poco se llevaba todo lo que me quedaba, y todo lo que me quedaba era mi perra, esa que Ella me regalo, esa que Ella bañaba, la misma que aprendió a acompañar a pesar de las enfermedades.

Vi de nuevo la vida florecer y luego marchitarse y desvanecerse en mis manos. Recordé aquella noche fría, aunque no podría decir si en realidad fue fría, pero ¡Qué frío!

"Si no aprendes la lección, la repites hasta que lo entiendes"

O simplemente es el ciclo de lo no eterno, de lo mortal.
No es que se me hayan muerto, sólo murieron.
La aceptación recién llega y a veces todavía se va; la aceptación parece un papalote que no sé manejar, pero esta arriba y se ve bien.

A veces creo estar volviendo desde el fondo, a veces creo que ya se ha ido ese reflejo en el que aún me dolía la parte amputada del alma. Ahora sé que ese estado no es por que la muerte se haya ido, sino que creo que ahora me ha dado una palmada en la espalda. 

sábado, 12 de enero de 2019

Prima vera

De toda tu nieve esta cubierto mi silencio,
Adentro estalla mi sangre contra mis costillas
Y yo siento que son mariposas
Y ya imagino sus alitas de colores.

Esta todo tan callado afuera
Y mis ojos, que antes fueran altavoces,
Han ahogado ante ti todo sonido .
Pasa el tiempo, mis manos se despiertan
Y todo esta cambiando de sentido:
Mi voz escucha, mis ojos tocan,
Lo que antes era llanto hoy es suspiro.
Viene tu sol-sonrisa a esta primavera
Y veo brillar los campos de tu espalda
Y siento que ahora creo en la libertad.
Me salen aves del pecho, ¡Estan volando!
¡Creo que por fin  tú nieve se ha hecho río!
Adentro escucho que ya va despertando
Mi verso rojo cantando escalofríos
Y suben todas mis mareas
Y cantan mis olas de suspiros
Y se acerca la luna de tus ojos.

 A veces mi casa parece una sombra, un hueco, hay espacios que se van sintiendo fríos, marchitos. Hay veces que no quiero volver. Que siento...