jueves, 22 de octubre de 2020

Amapolas.

 ¿Cómo lleno todos estos espacios vacíos en los que no te encuentro?

recorrerlos es recorrerte a ti, a tu silueta, a tu mirada...

estos espacios que se vuelven tú, tú ausencia. 

Hay en mi ese espacio único que brilla en tu bendita presencia. 

Aquí dentro, todo eso que iluminas cuando llegas.

Y todo pierde sentido

y todo cobra sentido. 

domingo, 6 de septiembre de 2020

Ojalá que alguien te ame como si lo fueras todo. Ojalá que nunca se rinda de luchar por ti, ojalá que no tenga que hacerlo, pero que quiera, ojalá que no te esconda, que se sienta orgulloso y dichoso de tenerte, de ir a tu lado. Qué quiera gritarle al mundo lo mucho que te ama. Ojalá, María, que alguien te ame de ese modo. Ojalá que tú también te ames. 

jueves, 30 de julio de 2020

¿Dónde estás cuando todo parece moverse y necesito correr?
¿Dónde te moja otra agua que no es esta que cae por mis mejillas, surcando tiempo?
¿De dónde te viene el miedo a verme frágil, expuesta, vulnerable, tocándome las heridas...?
Por qué cuando te duele, hay un abrazo, cuando me duele, silencio. 
Cuando me muestro así, total, no espero que llegue el dolor, no espero que me caiga encima la ironía. 
Piedad. Tregua. No quiero cuidarme de ti. No quiero tener que cuidarme de ti. 
Respiro. 

miércoles, 29 de enero de 2020

conjunción de Venus y la luna.

Cuando todo se cae y quedas tú.
Cuando todo se nubla y aprieto el puño y siento tu mano entre mis dedos. 
Cuando despierto y estás ahí, en mi cabeza y en mi pecho.
Cuando duermo y siento tu voz casi arrastrada diciendo "te quiero". 
Cuando a media tarde se deja caer el frío y solo pienso en tus brazos. 
Ahí es fácil, lo sé: eres tú. 
Pero cuando todo se cae y no te encuentro, cuando veo mi mano vacía y sin la tuya, cuando mis pensamientos se vuelven marea y el pecho se inunda de calamidades, cuando no siento tu voz, cuando no duermo, cuando el frío me cala y todo es más difícil, lo sé, eres tú. 
Porque eres lo único que extraño, lo único que me hace falta. Porque tu presencia sana y tu risa es agua y luz, tu mirada es semilla que se siembra en mis ojos y más adentro, en mis neuronas y en la química de mi silencio. 
Aún cuando es difícil, aún cuando es sencillo, cuando hay caos y cuando hay paz, lo sé: eres tú. 

sábado, 18 de enero de 2020

La inseguridad de los vacitos de cristal.

Temor es este rechinido en mis manos, pensando en tantas cosas, rompiendo mis articulaciones porque las palabras son duras, rígidas y si no se articulan, dañan. 
Temor es ver mis manos tan llenas de anillos y esperanzas, tan vacías de tus manos, tan lejanas; es ver tus manos tan llenas de anillos y tan vacías de las mías y no son los mismos anillos y no son los mismos significantes ni significados. 
Temor es escuchar más fuerte el roer de mis pensamientos en las pestañas que mismo ruido de mi respirar acongojado. Temor es ver la emoción de tus recuerdos y verme a mi en el reflejo de este lado, porque ya eres como un espejo de dos caras. 
Temor es sentir que alguien respira justo tras de mi nuca; temor es sentir que tengo que pensar bien cada jugada, en este ajedrez en el que no sé distinguir entre el negro y el blanco. Temor es sentir que ocupo el lugar de alguien más; es vivir de espaldas a la sombra donde no encajo. 
Temor es que de pronto sienta que me ves y no me ves...
Temor es tener bien presente en la cabeza que ante la necesidad de escape, cualquier ruta es agradecida. 
Temor es no querer ser el puente. 
Temor es grabar en la cabeza "confianza ciega" y esperar que no sea un espejismo. 
Temor es no querer escribir esto para no hacerlo real. 
Amor es arriesgarme a pesar de todo ese temor. 
Pero, ¿Amor a quién? 

viernes, 10 de enero de 2020

La impermanencia de los huéspedes.

Hacia días que no se asomaba por mi ventana, la acera ya florecía de tanta <su ausencia>. 
Las manecillas de pronto cesaron su andar y estaban ahí, trabadas en su tic-tac agonizante y sin embargo infinito. 
Cerré ojos y puertas y manos pero ya era inevitable: había entrado por el mismo lugar de donde salía la sonrisa. Total, nadie que pueda sonreír puede permanecer hermeticamente cerrado. Nadie que quiera ver las estrellas escapa de un poco de sereno de vez en vez. 
Y, como dije, hacía ya tiempo que no se aparecía y ahora, me inunda al grado de que a no ser por el ambiente pesado y gris, no me daría cuenta de que estoy en ella. Ese frío lúgubre y nostálgico la delata. 
Ha pasado una semana desde que llegó, a penas he notado su presencia, como un roedor que se mete a hurtadillas en la cocina y per se hace notoria su estancia. 
De pronto todo cuanto creí seguro,se estremece y estalla. Todos esos lugares que eran míos hoy se sienten tan ajenos que me pregunto si acaso otra María los ha reclamado. ¿De quién es esta carne, estos huesos? ¿Seguirán aquí mis huellas, mis sombras, mis ecos? ¿Es este el sitio en el que han nacido tantos sueños? Estoy y no me encuentro. Alguien ha cambiado las cerraduras de mis cadenas. Han liberado mis amarras, han levado mi ancla. Como mangle a la deriva, como nenúfar río abajo...
¿Qué he de abrazar cuando todo se vaya? 
A qué hacirme que me dé la certeza de la permanencia. 
Soy un Midas ciego, un Job sin Dios. Hay quienes le llaman libertad. Yo sólo tengo miedos. 

Aquí, en la profundidad de la habitación donde la vida danza, con este ambiente de nube en tormenta, de mar revuelto y baúl humedecido. Desde aquí puedo ver los huéspedes marcharse uno a uno, van llevándose en las costillas mis platería fina, esquejes de las plantas más preciadas, jaboncitos aromáticos y hasta las toallas; estoy segura que de ser posible, me desmantelaban y en pequeñas partes, me llevarían también en la maleta. 
"Todo se mueve", vaya consigna para esta bailarina que le teme al movimiento eterno, al flujo irremediable y al ritmo de los cambios de estación. 
A penas es, mientras escribo estas líneas, que me surge la idea remota de la posibilidad de no ser anfitrión sino huésped también y si es así, ¡qué cambio! ¡Qué miedos me amarran las piernas! Midas sin oro. Job sin vida. Ansiedad sin María.  

 A veces mi casa parece una sombra, un hueco, hay espacios que se van sintiendo fríos, marchitos. Hay veces que no quiero volver. Que siento...