Mi piel te pide.

Cesa la severidad de tu silueta,

Te veo ardiente, áspero y fuerte,

como el licor que quema mi garganta.

Embriagame los labios, bésame

Que vale la pena morir por tus labios

si en la otra vida te encontraré de nuevo.

Le hablo a tus ojos, sedientos de luz, de brisa fresca.
Me dirijo a tu mirada de valles, de montañas, de luz y fuerza y dolor. A tus lunares de sol, de infinita constelación; a tu piel de humo, de canela y hierbas y seda y arena; le hablo a tu lengua de letras, de rosas, de roces, de palabrerías. A tus labios de viento, de magma, de amanecer. A tu voz de universo, tu voz de canto, de trinos y risas. Le hablo a tu esencia, a tu ser, a tus muecas que tengo grabadas, a tu sonrisa que sé de memoria, a tu existencia, a tu presencia, me dirijo a tu silueta y a tu espalda y a tu complexión que me hace hallarte. Le escribo a tu ser, a tu figura, a tu alma que me parece un anochecer, al lado oscuro de la luna. Le hablo al infierno de tu ausencia y tu fantasma Diablo.

Diablo,
No voy a correr, voy a ir despacio
desmenuzando poco a poco mis temores
dibujando paso a paso cada espacio
para que luego el tiempo dé colores…
No voy a volar, sané mis alas
voy a sentir uno a uno mis naufragios
iré despacio para restaurar mi alma
porque sé que al final caeré en tus brazos.

Quién es esta que no soy
Qué hace mi cuerpo dándole batalla al viento
Dónde está mi voz y mi silencio
En qué momento mis pasos dejaron el suelo
Contengo el aire…
Exhalo llanto
Tengo aliento melancólico
Pasos lacónicos y ecos
Huele a botella vacía
A polvo
Me desmaquillo la carne y siento el hueso
Siento el frío taladrar mi rodilla izquierda
Siento
Siento?
Es más como una vela consumida
Soy más como el humo que deja el carro en que te fuiste.

Mis ojos gritan tu nombre, ven la luna y se inundan y te llaman.
Mis pies, rendidos y descalzos andan a tientas buscando tu huella, tu sombra.
Y toda yo, y mis labios y mi voz, temblamos de frío sin tu sonrisa.

Te dejo ir, con tus notas y tu música y tu tiempo
Con tus ojos que me miran a destiempo
Porque te quise y porque me quiero
Te dejo ir.
Con culpas y demonios me quedo …
Con certezas y mis letras y mi dolor
Pero aquí entre las cenizas va mi vida
Y como fénix de aquí resurjo yo
Tus ojos tristes, amantes aún después de estos dos años
Brillando a pesar del desengaño
Me miran aún buscando un lugar para quedarse
Mi alma llora
Llora de ver cómo estamos sufriendo
Y no puedo detener este tormento
Porque sé que la calma ya vendrá.
Espero que tu otoño pase
Que este amor en alegría se transforme
Y que tu alma halle siempre bendición
Con toda la gratitud que cabe en mi , te abrazo
Con todo el amor que cabe en mi, te dejo ir.

Conteniendo el aire para no soltar tu aroma, para no librar tu aliento de mi boca, de mis labios, de mi tacto. Cerrando los ojos para no llorarte, para no olvidar tu risa, tu imagen, tu sombra, tu mirar, tu silueta a lo lejos. Amordazando mi boca, para no llamarte, para no gritar, para no murmurar versos con tu nombre.
Pero Diablo, estás inherente en mi. Inevitablemente te veo cuando clavo mis pupilas en los ojos del espejo, creo ver tus manos dibujando cada poro estremecido en mis escalofríos, sé que eres tú en el viento y el sol de la mañana. Eres parte de mi, Diablo, nunca te vas, no puedo disociarte. Cada letra de mi cuerpo está formada con la tinta de tus ojos. Cada huella de mis pasos deja un charco de tu ausencia. Me faltas Diablo. Le falta tu oído a mi silencio. Tus ojos a los míos. Le falta tu risa a mi madrugada, tus labios a mi espalda. Le falta un pedazo a nuestra luna. No puedo llenarla de sombras, cuando ya estuvo llena de tu oscuridad.
Conteniendo el aire para no soltar tu aroma, para no librar tu aliento de mi boca, de mis labios, de mi tacto.

Te dejo con tus calles
tu risa, tu llanto, tu canto y tu sombra
te dejo aunque no pueda dejarte.
Te dejo los besos en tus labios
aunque me arranque la piel.…
Suelto de golpe las ilusiones
y así me dejo caer.
Me duele el alma, Diablo, pero te dejo…
te dejo y me dejo morir.

Mientras tú creías que no lo recordaba, todos tus besos me cayeron encima, los veía pasar, uno a uno y los sentía en mi boca, mientras dibujaba una mueca que parecía sonreír. Gracias por hacerme sentir la magia y permitirme escuchar el viento en las copas de los árboles. Mientras exista la Luna, existirá mi fe en ti, y los sentimientos subirán hasta mi piel en luna llena y tal vez una ola de besos deje tu nombre en la orilla de mi boca.