Reunión de adictos 2

Estaba ahí, sentada, con dos sillas llenas de ausencia, o vacías...
con el recuerdo de hacía un mes. Esperando encontrar la mágica  esencia de cacao que me brindara valor, calor y nada...
Simple, sin vida, no estabas. Porque tras tanto desearte, tanto olerte, tanto amarte, solo tengo ese deseo, y no me atrevía. No me atrevía a sorberte trago a trago. Y veía la taza, la sentía, la acariciaba, esperando que me diera un poco de sentimiento, una sensación... Y no te vi, no estabas ahí disuelto. Aspiré poco a poco y el aroma, no tan fuerte como el mes anterior, pero me seducía.
Y cuando por fin me atreví a tomarte entre mis manos y entregarte mi boca que te clamaba, taza donde ponía mis expectativas, mis esperanzas de un sabor lleno de vida y sensaciones... solo obtuve una quemada en los labios, un ardor en la garganta que lastima.
   ¡Tanto aguardar por ti, traidor embustero!
Esta vez fue diferente... menos real que la vez anterior, más cierto, pero menos mío.
Después de tan frustrante jugada con el chocolate, quise buscar consuelo en unas papas...
pero resultó que son demasiadas papas, mucha salsa, mucho frito, hay mucho en el plato, poca hambre, quizá mucha falta de antojo. Más que mucho es mucha falta, sí, eso es... muy poco. Casi nada. No hay mucho. No hay: Falta, sobra. ¿Qué nos queda? Muchas hambres, pocas papas. Muchos nadas, vacíos muy llenos, repletos, rebozantes. Nunca es demasiado... pero sí hay muchas papas.

¿Qué hacer en caso de incendio?

Este sentir que es nuevo
y nace y crece,
y me inunda cuando apareces
me causa desasosiego.
Quisiera fundirme contigo,
en tus labios, en tus besos,
en tus manos que me buscan y dominan...
Saciar esta sed de ti, de tu fuego.
Pero a la vez esa llama me consume,
me quema la piel y me condena.
Si  depués del incendio nada queda...
qué quedará de nosotros
cuando la pasión de vaya?

Transparencia de reversos de hoja.

Transparentemente voy buscando,
no sé bien qué busco, pero todos notan.
Voy soñando y no recuerdo.
Luchando no sé contra qué, ni contra quién.
Y luego de pronto las palabras sobran,
cierro los ojos y sin mirar ando.
Y el llanto me cuenta cuatro,
me invade la desesperación y corro.
Y hablar no sirve, pero escribir sí,
¿no ves que en mi silencio hablo?
¿Cómo es que no entiendes mi lenguaje mudo?
La voz no nació en mi para explicarte.
Mi voz vive cuando alegre canto,
cuando justicia claro o amor declaro.

Transparentemente callo mis sentires,
y escribo mejor en reversos de hoja.
Quisiera ocupar el silencio de escondite,
pero da lo mismo umbra o penumbra,
el silencio no tiene sombra que cobije
lo que siento y me ayude a esconder
la furia, los amores, los enojos,
la pasión, el dolor ni la locura.
Porque el silencio no está en los ojos
que tan transparentemente te buscan
a la voz de tu voz que está distante
y al mirar de tu mirada que dibuja.
Transpaentemente busco tus dibujos,
transparente y silente desde lejos.
Y no entiendes mi silencio que te abraza,
y no escuchas mis letras que te gritan,
y no ves que si veo el árbol o el cielo
estoy viendo tus aves y tus plumas.
Y tus plumas que dibujan esta vida.
Y tus manos que recorren las hojas,
hojas que me brindarán reversos,
reversos de silencio y lejanía.

Y mi voz calla mas el alma grita
con gritos de letras y de tinta,
mis ojos no saben dónde ver,
si el reverso de tus hojas en que escribo
o mirar tu silueta que tanto buscan.
Y si miro el espacio o miro el viento
te estoy viendo transparentemente,
mas no quiero que en mis ojos veas
cómo te quiero tan fervientemente,
porque el silencio de mi voz me ayuda,
pero mis ojos no conocen el buscar silente.
Ellos gritan que te busco a todas horas
y sus ecos van cayendo inoportunos
en los reversos de las hojas que dibujas
como coros transparentes de grafías,
que cantan sin voz, con mi silencio
lo que mi mente guarda y siente
mientras mis ojos te buscan transparentemente
y tus ojos me ven mirando el cielo.

Mi prosa en reconstrucción.

Vuelvo a no saber de mí, perderme un rato. A buscarme sin ganas en mi rostro, a querer encontrarme en tu mirada...mas no me encuentro en tus pupilas.
Tus ecos vuelven como sonidos de la noche, tiritan en mis rincones y se pierden en la acústica de mis silencios vacíos.
Vuelvo a cobijarme en mis soledades, a dormir entre sombras de la noche, a cantarle mis sueños  a la luna...
mas la luna no sabe de secretos.
Siento mis manos frías, y la piel errante flota sobre la corriente que de mis ojos brota. No hay llanto, no hay lamentos. Es una fina capa de hielo sobre la corriente... una fina capa de hielo. Y en ese abandono casi letárgico, brota en el centro de mi ser una brasa, de la hoguera que antes fue mi alma, y temo que encienda, y quiero apagarla, entonces recuerdo el calor de mis brazos, lo bien que se sueña con ojos abiertos, mi cuerpo reacciona y se mueve despacio, y el río que se vuelve quizá más quebrado, me envuelve, me hunde y me sumerjo despacio, sin miedo, conozco ya cada piedra, cada borde del fondo del llanto, de mis soledades   que ahora acompaño, y hay peces recuerdo y sirenas labios que cantan y hechizan y también hay barcos llenos de ilusiones que van naufragando. Y la brasa que alumbra mi interior oscuro, florece en la penumbra de mi prosa en reconstrucción. Y toca la punta de mi pie izquierdo el fondo y en una revuelta de espumas de mar, mi prosa se vuelve verso, mi hielo se derrite y tiene aroma... y con una desesperante necesidad de gritar, mis sirenas-labios  buscan una bocanada de aire, mis brazos cálidos me llevan a la orilla, y en cuanto salgo, ese río se evapora. Y afuera no hay más que un árbol sobre la hoja en blanco, árbol al que me aferro y en el que cuelgo mis letritas a escurrir, para que algún sol que se dibuje las seque y pueda cubrirme con ellas el frío de la madrugada.

Prosa de instintos y miedo

Necesito no sentir tus manos en mi cuerpo, no desear tus labios en mis labios, ni tus besos en mis cuello.
No desear...
No sentir...
pero apareces tú, y todo estalla; mis manos buscan abrazarte, y de inmediato siento tu sonrisa y mi sonrisa cerca, cada vez más cerca, hasta que chocan, y el impacto que producen es tan fuerte que enciende de inmediato nuestros cuerpos. Se incendia nuestra piel y necesita que los besos mitiguen el ardor, y tus manos  recorren con premura mi cuerpo y va subiendo mi calor. Y entonces cuando no podemos más, no detenemos, sabemos que queremos, mas no puedo, hay miedos y rumores en mi mente, y la pasión los difumina, pero luego ahí siguen, y tengo que alejarme antes de que no pueda y el corazón se me salga del pecho y en un impulso desesperado por no herirnos, te bese los labios, te abrace muy fuerte y te entregue mi ser.

Despiertas en mí tal instinto, y aprendo a tu lado a sentir cosas nuevas, florece mi piel, mis manos aprenden tu cuerpo, tus caminos, conozco tus ojos y tu boca... ¡qué gloria me ofrece tu boca! tus labios, tu lengua, tu sabor... tu aroma, las caricias que me das, ¡todo contigo lo siento de más! pero me aterra el hecho de enamorarme y salir herida, tanto pero menos que el hecho de entregarme a tí sin estar realmente enamorada... no sé qué hay entre nosotros después de la pasión...

Capricho

Quiero perderme en los laberintos de tu cuerpo.
Divagar en el silente hechizo de tu boca.
Quiero sentir mi cuerpo fundiéndose en tus labios. Quiero evaporarme entre tus brazos e impregnarme del aroma de tu piel. Dibujar tu silueta, recorrer tu cuerpo, aferrarme a tu espalda y en un abrazo tan fuerte como el nuestro, que se funda todo lo que nos rodea.
Quiero mirarte a los ojos y sentirte. Encontrarme en tus brazos desarmada. Quiero que me inventes y me reconstruyas con tus manos, tus dedos y tus ganas.
Quiere mi piel sentir tu aliento, quieren mis labios hacer tu cartograma, conocer tu espacio, disolverme hasta tus rincones.
Quiero besarte y perder la cordura, quier morder tus labios, quiero perderme en ti, contigo, perdernos en la magia de estar juntos. Quiero darte mi ser en un suspiro y que calmes mi agonía con tu fuego.
Y es que mi piel te necesita, tengo sed de tu boca, de tus labios, quiero besarte hasta gastar mis labios. Quiere mi alma arder, fundirse con la tuya para después poder descansar entre tus brazos.

Pasiones fénix/ Jugando con fuego

.....
y al humo de velas apagadas
tengo que apagarme el alma
que llora, que arde y te recuerda.
Y es que no te marchas de mi vida,
y es que no puedo dejar de sentirte,
tus manos que moldearon mi pasión
siguen jugando entre los poros de mi piel.
tus labios que son la fuente de mis deseos
siguen resbalándose en mi cuello, en mis labios...
y tu sabor no se marcha,
y tu aroma esta impregnado...
y sigo sintiéndote mío
aunque nunca lo fueras.
Y se que al volver a ver tus ojos.
esta pasión como fénix resurgirá,
y no puedo aniquilarla,
ni ocultarla puedo siquiera,
se me ve en los ojos que te quiero,
está escrito en mi piel que te deseo,
y tan fuerte es esto que siento
que al instante de verte ya estoy a tu lado,
prendida de tus labios,
cayendo en ti de nuevo,
jugando a no ser yo, a no ser tu,
jugando con fuego queriendo quemarnos.