miércoles, 23 de mayo de 2018

Con todos mis miedos me encomiendo a ti, a tu benevolencia y a tu mirada.  Tu mirada que me hace confesar todos los pecados,  que me hace creer en el destino.
Vuelvo la cabeza al piso para reverenciar tu existencia, esa forma omnipresente que se erige ante mi como obelisco, como torre, como altar; y no sé  si algún día deje de rezarle a tu axis que sostiene mis cielos y a la luna de tu risa que ilumina como  cientos de soles esta habitación oscura.
Y sagrado es el suelo que pisas y bendita la música que bailas, porque tu sudor lava todos los pecados del mundo como lluvia bendita.
Y yo me encomiendo a ti como un alma que busca eternidad, como quien busca ir al cielo y encontrar  la paz. 

domingo, 20 de mayo de 2018

Podría escribir todas las palabras que se han inventando, las más hermosas y las más honorables, esas palabras que son a penas dignas de ser pronunciadas por las finas lenguas. Podría escribirlas, todas ellas, sobre tu espalda, llenar tu piel con tinta como cicatrices. Y aún así no bastarian para definir el maravilloso poder de tu mirada.
Pondría “Inmaculada” pero negaría la oscuridad de tus pasos que se volvieron llanto. Sería robarte ese pasado que te ha hecho fuerte y te ha traído hasta aquí.
Escribiría “cautivadora” pero lo real es que tu mirada me hace sentir libre. Porque tu mirada sabe de lucha y es poderosa y libertaria.
Podría escribir tantas cosas sobre tu piel, y aún así, sólo escribiría tu nombre.

Porque las letras en su limitado esplendor no bastan para englobarte, para acercarse  a la suavidad de tu aroma, no hay color que se refiera al tuyo, ni sonido que se acerque al tuyo. No había escuchado un ritmo que abarcara tanto mis espacios, que moviera mi voluntad a esos extremos y me conectara de nuevo al origen. 

viernes, 18 de mayo de 2018

María lo ha perdido todo.

Hay miradas que hablan, que ríen, que muestran el alma de quien las porta, creo que con el tiempo  he podido leerlas y sentir a las personas a mi alrededor, siempre mirándoles a los ojos, viendo a través y hacia adentro.
Pero hay esta mirada chispeante que nunca se calla, que grita millones de cosas, que aún lo logro descifrar, que me perturba: me roba la conciencia, me derriba y me muestra un universo que no logro entender, pero sé hermoso.
Ese poder de la mirada misteriosa ha puesto mi mundo al revés. Me tiene la atención maniatada, la curiosidad a punto de estallar y el corazón agitado. Pequeñas imágenes de su mirada y su sonrisa caen como partículas en un rayo de luz: estoy naufragando hacia un lugar desconocido y me dejo llevar por una florescencia hacia el abismo de la incertidumbre. 

 A veces mi casa parece una sombra, un hueco, hay espacios que se van sintiendo fríos, marchitos. Hay veces que no quiero volver. Que siento...