lunes, 12 de junio de 2017

Me soltaste.

Sí, tienes razón, justo ahora lo veo: yo necesitaba a alguien 
que pudiera sostener mi mano, que estuviera ahí, siendo fuerte a mi lado, como lo he estado contigo. 
Pero a cambio te alejaste, decidiste que no eras el adecuado para mi, y tendrás tus razones, quizá eres un cobarde, o quizá solo te dio flojera pasar por todo lo que se venía en mi vida. Quizá eres demasiado bueno para pensar las cosas, pero no me avisaste que te retirabas y seguí jugando hasta que topé con pared. Seguí alimentando un amor que se volvió gigante, que se transformó en diezmil cartas de amor, en noches de luna, en ilusiones. 
Pero a veces yo también me sentí insuficiente para ti, yo también tenía miedo de no ser lo que necesitaras, de no poder seguirte el paso, de aburrirte. aún así seguí, me armé de mis versos y te besé.
Y aunque no pude decirte de frente que te quiero, lo escribí con la voz temblando, con el alma temblando, con la piel temblando...
Y obtuve un silencio inerte. ¿Venganza? Creuldad. Y aunque sí, me partes el alma, no me duele o tal vez aunque me duela no me partes el alma. Ya hacía un tiempo que no te esperaba, porque yo bien sabía que el amor es dar, y yo te lo di todo y aún sigo dándolo todo. Porque el cariño que siento por ti, es mío y decido dártelo aunque no lo tomes, ya ves, me gusta gastar en cerdos, perlas. Y no me duele, porque este amor es bueno, no me duele porque he aprendido a amar de esta manera y sé que encontraré alguien que merezca, acepte y atesore ese amor.
¿Mío? Debo creerle al diablo cuando habla de Dios? No eres de nadie, sé tuyo y ama por convicción, por esa libertad que tanto anhelas, yo, desde mi individualidad, te quiero y algo en mí siente bien que seas mío pero qué tristeza, si me gustaste libre.
Yo nunca quise atarte, pero tampoco solté tu mano.
Perdón, porque me hice daño, porque permití cosas que debían matarme e hicieron que fuera más fuerte.
Y aún bajo/sobre este dolor, está mi amor.
Y aún sin saber qué es lo que sientes, aquí estoy, dándolo todo, pidiendo con toda mi fe que estés bien.
No sé cuándo podré soltarte, cuándo este sentimiento va a morir, quizá es parte de mi y sea eterno, quizá mañana despierte un par de veces más y ya no existas, tal vez tanto dolor se vuelva odio, pero aquí estaré si me necesitas.


sábado, 10 de junio de 2017

Necesito de tus besos,
como un adicto.
Necesito de esa química mágica que solo encuentro en ti.
Que si pudiera separarla de ti, lo haría:
le borraría tus ojos, le cambiaría el nombre...
Pero entonces, ¿qué sería? ¿quién sería?
Si no fueran tus ojos los que se cierran al besarme,
si no fueran tus manos las que tiemblan al buscar mi alma...

miércoles, 7 de junio de 2017

Paso las horas pensando en la idea que tengo de ti,
una idea que ha sido hecha de tiempo, de añoranza y memoria, 
de repetición de recuerdos: un poco utopía y un poco irreal,
 te he forjado perfecto para mí, y no. 

¿Qué hay de perfecto en la mentira?
 En la falacia en que te he convertido
 día a día, llanto a llanto, 
soñando despierta con tu amor,
llorando en vela tu ausencia. 

Y vienes tú, sin saber el monstruo irreal que representas,
 a querer hablar de cosas pasajeras, del tiempo, del clima, de la noche...
 y un paso tuyo, en mi interior cambia el paisaje,
 una letra se vuelve manifiesto, una sonrisa me devuelve a la vida. 

Y sigo tejiendo esta trampa sinsentido,
esa maraña de ilusiones burdas 
al rededor del sueño que se vuelve pesadilla. 

Rompe el mito, 
tira de golpe este castillo de aire que he construido, 
no tengas piedad con mi locura, 
arráncale el alma a esta insensatez,
 termina de una vez este mini relato que ha durado mil eternidades.
Aunque mis preguntas no encuentren respuesta,
aunque sienta que me lo habrás quitado todo y me destruya.
Es justicia lo que pido, si no es tortura esto que es insano.

sábado, 3 de junio de 2017

Delirio

Volví a ti esta noche
pude sentir tus manos
pude verte tan de cerca que en tus pupilas pude ver las mías.
Fue un sueño
casi real
a penas pintado de ilusión.
Y te lo dije -aunque ya lo supieras-
te dije que me gusta tu presencia de roble,
tu mirada de brisa,
tu sonrisa de vendaval que juega con mi vestido.
Te lo dije, aunque ya lo has visto entre mis manos, en mi cabello y en mis pies: me encanta tu canto de callejón, tu paso firme, tu piel montaña.
Y te miré como se miran las cosas que se aman, y te toqué como se toca el alma, y sin palabras te dije todo, en ese idioma que sólo nosotros entendemos...
Y desperté
ahogada en tu aroma,
muerta de sed
y algo dentro de mí revivía.

Diana cazadora.

Estoy aquí,
Donde todo lo salvaje me pertenece,
Menos tu. 
Aquí donde mis aires soplan siempre al sur. 
Espero. 
Con gran paciencia  espero el caer del sol
Para seguir tu rastro,
Para llegar a vos. 
Aunque sé que vendrás, con el primer canto de la mañana, buscando el agua que ha bañado mi sien. 
Vendrás. 
Porque he pedido que caigas. 
Como sentencia cruel. 
Que caigas rendido a mi costado. 
Cada que llega el anochecer. 

 A veces mi casa parece una sombra, un hueco, hay espacios que se van sintiendo fríos, marchitos. Hay veces que no quiero volver. Que siento...