viernes, 15 de abril de 2011

amores de lejano tiempo

...qué mas da si estando lejos jamás podré tocar tu mano...

Todavía guardo el abrazo que me dejaste en aquel adiós,
y tus palabras revoloteaban en mi cabeza, y yo, como pequeña, emocionada corrí porque me sentí feliz; tu diste vuelta y seguiste tu vida, quizá no feliz, quizá si...
Guardé cada momento porque te estaba comenzando a conocer, y me gustó lo que conocía y de una manera absurda te creí adecuado -grave error- siendo tu tan especial y yo tan ilusa, te di paso a mi alma... y entraste, y de repente todo llegó a un punto clave...
Renovaste mi fe, me apoyaste y te sentí cercano, ahora todo cambia, te siento ajeno, como siempre, pero extraño -en el sentido de que siento que de repente ya no eres el mismo- y me aturde, y me atormenta la idea de que el tiempo se pueda aliar a la distancia y separarnos más y alejar tus palabras de las mías y que en el camino se queden mis ilusiones y que en la marcha pueda perderlo todo, de nuevo, -si, no aprendo, entrego siempre mis emociones a quien creo correcto- y de repente emerge una idea de entre el mar de ideas que está revuelto, y se me ocurre que podrían llegar a ser siete años los culpables de la sombra de tus palabras, del espacio aletargado y tenebroso y sombrío y despiadadamente frío que esta detrás de tus letras. y me sumerjo, y esa idea, como un ancla me lleva hasta el fondo y me ahoga en la tristeza de no haber nacido antes, y me asfixia el pensamiento que fluye al imaginar que todo lo hermoso de esta primavera se pueda ir por la borda solo porque no nacimos en el mismo tiempo.

...lo que me aterra es saber que puedo morir por una tormenta en un vaso de agua si por un momento tus palabras no están... 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

 A veces mi casa parece una sombra, un hueco, hay espacios que se van sintiendo fríos, marchitos. Hay veces que no quiero volver. Que siento...