viernes, 5 de octubre de 2012

Noche de luna.

La luna acaricia suavemente los tejados y los techos y las calles,
recorre con su luz embriagadora
cada rincón de la ciudad que duerme.
Y en el silencio de las calles casi desiertas,
la sutil blancura va llenando sus espacios,
transita libremente y va besando con su frío las paredes.
Acaricia ya la ciudad entera,
toda está bajo su blanco deseo.
Sometida, entregada, placentera,
se deja besar por los rayos blanquecinos.
Y en plenitud del blanco dominante
que hechiza mi ciudad con luz sensual,
con los espacios llenos y besos y caricias,
se escuchan los gatos ronronear.

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