jueves, 5 de junio de 2014

Conocí una vez a un diablo poeta que coleccionaba luchas olvidadas, convertía en cucarachas de azúcar a las princesas justo después de robarles el alma, era fuerte y cruel y despiadado, no era mucho más que un sueño, de esos que al despertar cierras los ojos para seguir soñando, pero que no vuelve jamás. Fue un sueño quizá pesadilla, un diablo enseñando a pecar... yo le enseñé quizá un par de lenguajes, un diablo dejándose atrapar, pero mi intención no bastaba, y como  poeta me supo cautivar... ¿Qué hace un ser mitad humana y mitad ave contra un demonio con versos de fuego y unas ganas terribles de escapar?
Aunque vuelva yo el tiempo no vuelve, ya otros pasos andan nuestro caminar, solo hay una sombra que siempre recorre los callejones de aquel frío lugar, cuando mi la topo vuelvo la mirada y mi pecho tiembla un  poquito al recordar, es historia de algo que casi no llegó a pasar, fue más una ensoñación de dos y uno, fue más otra realidad, no hubo tiempo ni espacio para suceder, solo para sentir sin comprender, ni arriesgar ni compartir, solo partir y perder...

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 A veces mi casa parece una sombra, un hueco, hay espacios que se van sintiendo fríos, marchitos. Hay veces que no quiero volver. Que siento...