Empaña la neblina de la tarde con el calor de tu aliento.
Deja que dibuje en tus cristales todos los deseos que lanzo al viento.
Ven.
Toca mi pecho.
Escucha el percutir de vida que inspiras, que renuevas, que motivas.
Escucha.
Es el eco de tu voz que grita ¡vida!
Es el viento que sabe a neblina.
Es tu aliento bajando por mis hombros como lluvia fina.
Deja que dibuje en tus cristales todos los deseos que lanzo al viento.
Ven.
Toca mi pecho.
Escucha el percutir de vida que inspiras, que renuevas, que motivas.
Escucha.
Es el eco de tu voz que grita ¡vida!
Es el viento que sabe a neblina.
Es tu aliento bajando por mis hombros como lluvia fina.
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