miércoles, 3 de mayo de 2017

¿Fue un adiós?
Ese canto abrasivo de tejidos filosos ha sido. 
Ha sido. 
Pero, ¿fue un Adiós?
¿Sucedió por fin esa muerte natural, suave, sutil...?
Porque jamás había estado tan cerca de renacer, tanto que no sé si fue muerte.
Palabras más, palabras menos, sucedió.
Y ha causado un hueco en el tiempo, un bucle infinito que repite una y otra vez "te quiero".
Ahora, que todo lo que podía decir quedó enmudecido.
Ahora, que todo lo que podía crear estaba muerto.
Cuando todo lo que quería decir era "lo siento".


SUCEDIÓ. 


En un segundo inmortal,
En el silencio,
En el eco del tiempo,
En el recuerdo.
Y no estaban sus ojos para mirarme.
Y no estaba su mano para soltarme.
Había dos mundos en colisión.
Partículas aquí y allá.
Átomos explotando.
Mareas embravecidas,
Lunas menguantes.
Besos sin destinatario que llegaban náufragos hasta mi puerta.

CAOS. 

Naciendo y asesinando las cosas que fueron y que no serán, las cosas que son y van a ser, las cosas imposibles, improbables, mezclándose con la realidad.
Armando momentos agridulces, batallas en busca de paz. Aves revoloteando sin calma, bullicio, gravedad.
Y sangre que fluye hasta mi alma, explotando químicos que confunden mi razón.
Serotonina, adrenalina y este vacío lleno de pasado, de recuerdos, de silencio y de nada, aglutinado en mi garganta, asfixiando mis ganas de sonreír, de gritar, de llorar y volar.
Y me derrumbé, porque estoy atada al viento, estoy en el punto sin retorno donde se decide todo y estoy pensando si acaso eso fue un adiós o un mundo nuevo.

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