Como maldición parece que siempre cargo
un poquito de tristeza en cada ojo.
A veces un silencio en la garganta,
y en el corazón un gran cerrojo.
Y es que sí, yo tenía mucho amor...
pero también tenía muchas preguntas...
y una voz que no se oía,
un par de te quieros descuidados
y esa despistada mente mía...
Y qué más dá...
si no vas a llorar mi muerte,
ni vas a calmar mis penas
entonces, ¿para qué amarte?
-MN
25072013
No hay comentarios:
Publicar un comentario