viernes, 18 de mayo de 2018

María lo ha perdido todo.

Hay miradas que hablan, que ríen, que muestran el alma de quien las porta, creo que con el tiempo  he podido leerlas y sentir a las personas a mi alrededor, siempre mirándoles a los ojos, viendo a través y hacia adentro.
Pero hay esta mirada chispeante que nunca se calla, que grita millones de cosas, que aún lo logro descifrar, que me perturba: me roba la conciencia, me derriba y me muestra un universo que no logro entender, pero sé hermoso.
Ese poder de la mirada misteriosa ha puesto mi mundo al revés. Me tiene la atención maniatada, la curiosidad a punto de estallar y el corazón agitado. Pequeñas imágenes de su mirada y su sonrisa caen como partículas en un rayo de luz: estoy naufragando hacia un lugar desconocido y me dejo llevar por una florescencia hacia el abismo de la incertidumbre. 

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