Hay miradas que hablan, que ríen, que muestran el alma de quien las porta, creo que con el tiempo he podido leerlas y sentir a las personas a mi alrededor, siempre mirándoles a los ojos, viendo a través y hacia adentro.
Pero hay esta mirada chispeante que nunca se calla, que grita millones de cosas, que aún lo logro descifrar, que me perturba: me roba la conciencia, me derriba y me muestra un universo que no logro entender, pero sé hermoso.
Ese poder de la mirada misteriosa ha puesto mi mundo al revés. Me tiene la atención maniatada, la curiosidad a punto de estallar y el corazón agitado. Pequeñas imágenes de su mirada y su sonrisa caen como partículas en un rayo de luz: estoy naufragando hacia un lugar desconocido y me dejo llevar por una florescencia hacia el abismo de la incertidumbre.
Pero hay esta mirada chispeante que nunca se calla, que grita millones de cosas, que aún lo logro descifrar, que me perturba: me roba la conciencia, me derriba y me muestra un universo que no logro entender, pero sé hermoso.
Ese poder de la mirada misteriosa ha puesto mi mundo al revés. Me tiene la atención maniatada, la curiosidad a punto de estallar y el corazón agitado. Pequeñas imágenes de su mirada y su sonrisa caen como partículas en un rayo de luz: estoy naufragando hacia un lugar desconocido y me dejo llevar por una florescencia hacia el abismo de la incertidumbre.
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