sábado, 18 de enero de 2020

La inseguridad de los vacitos de cristal.

Temor es este rechinido en mis manos, pensando en tantas cosas, rompiendo mis articulaciones porque las palabras son duras, rígidas y si no se articulan, dañan. 
Temor es ver mis manos tan llenas de anillos y esperanzas, tan vacías de tus manos, tan lejanas; es ver tus manos tan llenas de anillos y tan vacías de las mías y no son los mismos anillos y no son los mismos significantes ni significados. 
Temor es escuchar más fuerte el roer de mis pensamientos en las pestañas que mismo ruido de mi respirar acongojado. Temor es ver la emoción de tus recuerdos y verme a mi en el reflejo de este lado, porque ya eres como un espejo de dos caras. 
Temor es sentir que alguien respira justo tras de mi nuca; temor es sentir que tengo que pensar bien cada jugada, en este ajedrez en el que no sé distinguir entre el negro y el blanco. Temor es sentir que ocupo el lugar de alguien más; es vivir de espaldas a la sombra donde no encajo. 
Temor es que de pronto sienta que me ves y no me ves...
Temor es tener bien presente en la cabeza que ante la necesidad de escape, cualquier ruta es agradecida. 
Temor es no querer ser el puente. 
Temor es grabar en la cabeza "confianza ciega" y esperar que no sea un espejismo. 
Temor es no querer escribir esto para no hacerlo real. 
Amor es arriesgarme a pesar de todo ese temor. 
Pero, ¿Amor a quién? 

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