domingo, 15 de julio de 2012

Prosa de instintos y miedo

Necesito no sentir tus manos en mi cuerpo, no desear tus labios en mis labios, ni tus besos en mis cuello.
No desear...
No sentir...
pero apareces tú, y todo estalla; mis manos buscan abrazarte, y de inmediato siento tu sonrisa y mi sonrisa cerca, cada vez más cerca, hasta que chocan, y el impacto que producen es tan fuerte que enciende de inmediato nuestros cuerpos. Se incendia nuestra piel y necesita que los besos mitiguen el ardor, y tus manos  recorren con premura mi cuerpo y va subiendo mi calor. Y entonces cuando no podemos más, no detenemos, sabemos que queremos, mas no puedo, hay miedos y rumores en mi mente, y la pasión los difumina, pero luego ahí siguen, y tengo que alejarme antes de que no pueda y el corazón se me salga del pecho y en un impulso desesperado por no herirnos, te bese los labios, te abrace muy fuerte y te entregue mi ser.

Despiertas en mí tal instinto, y aprendo a tu lado a sentir cosas nuevas, florece mi piel, mis manos aprenden tu cuerpo, tus caminos, conozco tus ojos y tu boca... ¡qué gloria me ofrece tu boca! tus labios, tu lengua, tu sabor... tu aroma, las caricias que me das, ¡todo contigo lo siento de más! pero me aterra el hecho de enamorarme y salir herida, tanto pero menos que el hecho de entregarme a tí sin estar realmente enamorada... no sé qué hay entre nosotros después de la pasión...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

 A veces mi casa parece una sombra, un hueco, hay espacios que se van sintiendo fríos, marchitos. Hay veces que no quiero volver. Que siento...