martes, 31 de julio de 2012

Reunión de adictos 2

Estaba ahí, sentada, con dos sillas llenas de ausencia, o vacías...
con el recuerdo de hacía un mes. Esperando encontrar la mágica  esencia de cacao que me brindara valor, calor y nada...
Simple, sin vida, no estabas. Porque tras tanto desearte, tanto olerte, tanto amarte, solo tengo ese deseo, y no me atrevía. No me atrevía a sorberte trago a trago. Y veía la taza, la sentía, la acariciaba, esperando que me diera un poco de sentimiento, una sensación... Y no te vi, no estabas ahí disuelto. Aspiré poco a poco y el aroma, no tan fuerte como el mes anterior, pero me seducía.
Y cuando por fin me atreví a tomarte entre mis manos y entregarte mi boca que te clamaba, taza donde ponía mis expectativas, mis esperanzas de un sabor lleno de vida y sensaciones... solo obtuve una quemada en los labios, un ardor en la garganta que lastima.
   ¡Tanto aguardar por ti, traidor embustero!
Esta vez fue diferente... menos real que la vez anterior, más cierto, pero menos mío.
Después de tan frustrante jugada con el chocolate, quise buscar consuelo en unas papas...
pero resultó que son demasiadas papas, mucha salsa, mucho frito, hay mucho en el plato, poca hambre, quizá mucha falta de antojo. Más que mucho es mucha falta, sí, eso es... muy poco. Casi nada. No hay mucho. No hay: Falta, sobra. ¿Qué nos queda? Muchas hambres, pocas papas. Muchos nadas, vacíos muy llenos, repletos, rebozantes. Nunca es demasiado... pero sí hay muchas papas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

 A veces mi casa parece una sombra, un hueco, hay espacios que se van sintiendo fríos, marchitos. Hay veces que no quiero volver. Que siento...