martes, 28 de agosto de 2012

"...Orden de los desórdenes..."

Estoy conmigo en una mesa, con mi taza de chocolate caliente. Me ha recibido su espuma, suave, una textura incomparable, un poco insípido pero ¿qué más da?. Mi mesa está a medio uso, el mantel alborotado, el azucarero, el salero y las servilletas hechos al rincón, como si no fueran ellos los indiscutibles protagonistas del soporte cuadrado sobre el que posa, espléndida, mi taza de chocolate.
El dueño anterior aún reclamó un papel olvidado mientras me sentaba, después ordené todo cuanto había, los protagonistas en su altar central, mi periódico a la esquina, un espacio para mi libreta y entre ellos, en un orden perfecto se posa seductora mi taza, cerámica blanca, humeante, olorosa, tibia, insoportable...
Y de nuevo cayendo en el ensueño, mis sillas llenas, nuevas sillas. En una, a mi izquierda, deposito todo cuanto me cubre, me desnudo, me expongo.
La otra, a mi derecha, la mantengo cerrada, no espero a nadie, pero como insiste el señor en el estrado "uno nunca sabe".
Esta noche surgí del vapor de mi taza, hoy no está nadie más aquí, soy yo. es María que le brotan letras de los poros. Y siento a través de la taza.
Esta noche aprendo a reordenar una mesa a medio uso, a poner las servilletas en el centro, para limpiar cualquier derrame, con la sal y el azúcar a la mano para darle sabor a lo que venga.
Y es curioso que hasta las servilletas me hablen de lo que soy, lo que me falta, lo que busco y que encuentro en este lugar. (Dibujan inocentemente un corazón en su base).
Somos como la cinta, caminamos del mismo lado sin hallarnos... ¡estamos tan solos...!
Y yo me pierdo en el intento desesperado de beberme en la taza de chocolate caliente.
Y vuelvo a sentir mi corazón activo, prendiendo fuego vital a mi alma, alumbrando mi espíritu y sus rincones. Vuelve mi voz a resonar en mis oídos, vuelve el frío a mis manos, tu calor a lo lejos que me busca. Heme aquí, renacida, recreada, deletreada después de mi reanimante elixir vital, este chocolate disuelto en letras, cocinado a fuego de pasiones poetizadas.
Resurge desde adentro mi sonrisa, reviven mis sentidos, se vuelven Adictos a la Poesía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

 A veces mi casa parece una sombra, un hueco, hay espacios que se van sintiendo fríos, marchitos. Hay veces que no quiero volver. Que siento...