domingo, 23 de septiembre de 2012

EI poeta fénix


Tu corazón latirá como el cardenal que tibio se acurruca en el lado izquierdo del roble. Estoy segura, ¡así ha de ser!
porque no es tristeza eterna la que ahora te agobia,
quisiera prometerte que todo irá bien.
Mas si el día entristece y tu alma llora y tus ojitos no encuentran la paz,
quisiera pedirte como amiga ahora
que si un buen abrazo o una palabra que anime tu oído te puedo brindar,
no dudes que aquí mi cariño sincero esperando apoyarte podrás encontrar.
Quisiera protegerte del frío del viento, cubrirte en las noches de cruel tempestad;
mas es el otoño que tu necesitas, las hojas del árbol ya pronto caerán.
Dejemos que ardas, consume tus llamas que pronto en cenizas te convertirás,
y luego cual fénix de a poco nacer, abrirás tus alas y tus ojos llenos de felicidad,
y volarás muy alto en tu pecho tibio latirá con fuerza aquel cardenal,
que abandona el roble porque es primavera y quiere cantar.
Y feliz y renacido, serás un fiel testigo de que todo pasa como ha de pasar,
que hay tiempos mejores, las heridas sanan y aunque ahora llores mañana reirás.
Del otoño aprende a ser un árbol deja caer las hojas que han muerto ya,
y da paso a las nuevas que después de invierno, en la primavera te renovarán.
Se un fénix, se un árbol, se cuanto quieras, pero se feliz,
que aquí está un testigo de la luz de tu alma que brilla con fuerza cuando eres un ave y puedes volar.



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