miércoles, 7 de abril de 2021

Día 1. Detener la hemorragia.

Se vertían uno a uno los sueños y se rompían como cascarones, se mezclaban irremediablemente con las ilusiones, se ensuciaban y caían hacia todos lados, escurriendo, trazando caminos directo al caño. 
Identificar la herida de donde más emanan, amarrar una despedida y hacer presión, apachurrar con fuerza, hacer torniquete para que no se le vaya la vida (aunque la sensación sea esa). Apretar (los puños, el alma, los labios...) Hasta que ceda el brote de lágrimas a una cantidad más favorable. 
Esta acción puede provocar dolor, pero nadie te lo dice, porque lo importante es frenar la hemorragia. 
Aprieta, aprieta, aprieta hasta que poco a poquito se vayan coagulando las emociones y se forme el tapón vital. Aprieta, no hagas esfuerzos, cualquier movimiento brusco puede alterarlo todo. 

Flota aletargada sobre tu sangre. 
El tiempo traerá la cura.

María Nogueira, 7-4-21

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