jueves, 8 de abril de 2021

Día 2, momento 2. Abrir la herida para limpiarla.



¿Dónde pongo todo este amor? 

Te abres el paso entre la pus, la vas limpiando y el bonche de pañuelitos usados solo crece. Vas con cuidado porque cada movimiento duele, cada roce e incluso cada idea. 
Llegas a la herida, expuesta, puedes mirar el dolor y tocas y duele más y arde más y supura aún. Sabes que tienes que atravesar.
Tomas tu recuerdo más filoso -"amor"- le dices y empiezas. ¿Cómo es posible que una herida tan sensible esté cubierta de una capa de "porqués" tan duros? Casi impenetrables. Empuñas más fuerte el amor, lo entierras y duele como incluso antes, o peor. Brotan más y más palabrerias infectadas y poco a poco te das cuenta que tanto amor no supo a dónde ir y generó ese caos y se infectó. 
Alcanzas a ver en el fondo un rostro, un nombre, un beso y el dolor es tanto que sientes morir. 
...
Recobras el conocimiento. Tomas un poco de llanto y te lavas la herida y los ojos. Aunque duele y arde, exprimes hasta sacar la última letra y sabes que así será cada rato, cada día hasta que la infección cese y puedas seguir sanando. 

M.N. 8-4-21.

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