viernes, 9 de abril de 2021

Día 3. El sano vacío: la ausencia.

 Vuelvo a lavarme la herida, aún duele.

Parece a veces que el dolor no se irá nunca. Bueno, eso parece cuando duele.

Estaba evitando pasar por las calles que te guardan...

¿Haz sentido ese vacío cuando baja la inflamación?

¿cómo lo que era grande ahora es pequeño? ¿cómo eso que no iba, ya no está?

Ese sano vacío también es una ausencia y se llora.


Hoy pasé por esos lugares, tuve que usar mi cuerpo para recorrerlos, se sienten distintos, te siento y no en ellos. Es un hecho, ahora recorreré esas calles sin ti, como antes, pero ahora realmente sin ti. 

Dicen que cuando te amputan un miembro a veces aún lo sientes; dicen que en realidad eso que sientes es su ausencia. 

Volví a casa con los ojos vertiendo plegarias para dejar de encontrarte en cada cosa. 

Volví y me lavé la herida, a limpiarla, a rogar que sane ya, que deje de arder.

Ausencia es ausencia, aquí y en China. 

Y toda ausencia duele y toda ausencia se llora.

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